Medité sobre esta agradecida actividad en el sala con hojas con apariencia de mano. Pensé, ¿de qué manera les enseñé a los pequeños a ser agradecidos? ¿Y de qué forma puedo enseñarle a mi hija de tres años, Annie, a ser agradecida?

Modelado. Al trabajar con pequeños pequeños, verdaderamente hablamos de modelar; dando el ejemplo a los pequeños. Asimismo es esencial charlar con los pequeños a fin de que logren tener relaciones con lo que dice.

He descubierto que, como mayores, tenemos la posibilidad de dar forma y ofrecer ejemplo de manera natural a fin de que los pequeños estén agradecidos por algo o alguien. Puede ser una sección natural de sus diálogos y su historia día tras día.

Por servirnos de un ejemplo, un tazón de lapiceros de colores se cae de la mesa y cae al suelo. Sin que se lo comenten, su hijo va de manera rápida a los lapiceros del suelo y los recopila, los regresa a poner en el vaso y regresa a poner el vaso en la mesa.

Naturalmente, le afirma a su hijo “gracias” por agarrar los lapiceros. Pero asimismo puede alargarlo mucho más y decir algo como: “Estoy muy complacido por ti y tu duro trabajo. Te aprecio y la manera en que ayudas y limpias”.

Pregúnteles de qué están agradecidos. Además de esto, tenemos la posibilidad de educar a los pequeños a ser agradecidos preguntándoles por qué razón están agradecidos. Sea natural y hable de esto como una parte de su día usando ejemplos de la vida real.

Puedes ofrecer ejemplos y decir:

  • Agradezco la comida por el hecho de que me hace más fuerte y me da energía.
  • Estoy complacido por nuestro gato pues le agrada sentarse sobre mi regazo y abrazarlo.
  • Estoy complacido por nuestro automóvil, en tanto que nos asiste a llegar a distintas sitios, como enseñanzas de música y el patio de recreo.
  • Estoy complacido con papá pues nos quiere y nos protege realmente bien.

Entonces, puede hacerle una pregunta a su hijo, ¿de qué está complacido? ¿Por qué razón?

¿Cuál fue tu parte preferida del día? Otra cosa que hice con los pequeños en la clase Montessori fue preguntarles a todos: “¿Cuál fue tu parte preferida de el día de hoy?”

Lo hicimos todos y cada uno de los días, en el final del círculo de “adiós”. Hemos proporcionado la vuelta al círculo y uno a la vez los pequeños compartieron su parte preferida del día. Se transformó en un ritual períodico y los pequeños estaban deseoso por llevarlo a cabo. Se volvió fundamental para ellos.

Educar a los pequeños a pensar sobre su parte preferida del día es una forma fantástica de expresar lo que adoran y aprecian. Es un ejercicio períodico que les asiste para meditar en aquello con lo que están agradecidos.

O sea algo que puede llevar a cabo en el hogar con su hijo. ¡Estoy comenzando a realizar esto con mi hija, Annie, antes de acostarme!

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Fuente: brightlittleowl.com

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