Como padre, es simple ver por qué razón los tiempos fuera se convirtieron en un procedimiento disciplinario habitual. Pero los tiempos de espera pueden llevar a cabo mucho más daño que bien, y hay una mejor forma de conectarse con su hijo y corregir su comportamiento rebelde. Los períodos de tiempo son una práctica eficaz de crianza amable y tienen muchos provecho para su hijo.

Los tiempos de entrada son mejores que los tiempos de salida porque la orientación que proporciona un padre durante un período temporal les contribuye a solucionar y llevar a cabo frente a sus sentimientos, comprender su mala conducta y sentirse mucho más conectados con el padre que los ayuda. Los tiempos fuera, no obstante, de forma frecuente dejan a los niños excluidos y no comprenden una mejor comprensión de sus acciones o las emociones que llevaron a su mal accionar.

Cada vez menos padres modernos azotan a sus hijos y piensan los tiempos fuera una alternativa disciplinaria mucho más frágil. Es posible que tengan razón; pero las entradas de tiempo son aún mucho más delicadas y considerablemente más funcionales. Aquí está todo lo que precisa entender sobre el tiempo y de qué manera implementarlo en su familia:

¿Por qué el tiempo es mejor que el tiempo fuera? - Montessori para hoy 1

¿Qué es un “Time In” para los más pequeños?

Un tiempo para los pequeños pequeños empieza como lo haría un tiempo fuera típico: el padre saca al niño de la situación de mal comportamiento y lo transfiere a un espacio diferente y tranquilo. Pero aquí es donde terminan las similitudes. En lugar de dejar que su hijo lidie solo con sus emociones, el padre se queda con el niño y habla con él sobre su accionar.

He aquí una situación de ejemplo: Su bebé termina de pegar a otro bebé que le quitó un juguete. Deja a su hijo a un lado y valida sus conmuevas diciendo algo como: “Entiendo que estés enojado pues tu amigo te quitó el juguete. No fue justo y está bien estar enojado”.

Entonces, señale el comportamiento inaceptable y explique por qué razón está mal. Sugiera una mejor manera de conducir la situación la próxima vez. Podría decir: “Pero jamás está bien pegar. Pegar está mal y realmente podrías lastimar a alguien. Si alguien toma tu juguete, dile que es tuyo y que no quieres compartirlo en este momento. Pídeselo de vuelta. O puede venir a verme y marcharse para ayudarle a recobrar su juguete Una vez que sienta que la situación se ha manejado correctamente y su hijo está relajado, abrácelo y asegúrele su amor.

Los tiempos de entrada son efectivos pues te asisten a conectarte con tus hijos mostrándoles que respetas y validas sus sentimientos. También les enseñan a los pequeños mejores alternativas para lidiar con situaciones que conducen a la mala conducta, en lugar de simplemente castigar sus acciones sin explicación de por qué están siendo castigados u orientación sobre de qué forma conducir mejor la situación más adelante.

¿De qué manera pasas un momento con un niño que tiene una rabieta?

Los bebés que están en medio de una crisis sensible no tienen espacio mental para escucharte en el transcurso de un cierto período y o sea absolutamente habitual. Una rabieta no es un mal accionar en sí y su propósito como padre ha de ser sostener la calma y esperar a que termine la tormenta en lugar de castigar este comportamiento normal o gritarles y sumarse a su caos. Siéntese con su bebé que llora y déjelo que lo exprese todo. Esto le deja a su bebé saber que está bien tener buenos sentimientos y que usted todavía está ahí para ellos pese a todo.

La única vez que debe intervenir es si su bebé la golpea o empieza algún otro comportamiento arriesgado (como golpearse la cabeza contra la pared o arrojar objetos). Tome medidas suaves para detener el comportamiento y explique por qué no puede permitirlo. Deje espacio para los sentimientos de su bebé; pero sea firme en sus límites de crueldad y otros comportamientos peligrosos.

Un asesoramiento para los pequeños es darles mantras a fin de que los repitan (“Está bien sentirse enojado. ¡No está bien golpear!”, “¡En el momento en que estoy enojado, empleo mis expresiones y no mis manos!”, Etc. .). Dado que no pueden formar parte en discusiones tan bien como los pequeños mayores, estos mantras pueden asistirlos a aprender lo que se espera de ellos involucrándolos en una charla y enseñándoles a través de la repetición. También puede hacer que su bebé repita algunos ejercicios de respiración profunda para ayudarlo a regularse.

Conforme su hijo se regresa mucho más receptivo a la discusión (por norma general después de unos minutos, en el momento en que los gritos han cesado y empezó a olfatear), puede empezar su tiempo en la discusión. Incluso si su hijo aún no comprende cada palabra que dice, lo ve como un modelo a seguir para controlar la frustración de forma efectiva y puede comprender la causa y el efecto de su accionar y su redirección hacia él.

A pesar de que los niños no logran verbalizarlo, entienden y aprecian en el momento en que están atados y tratados con dignidad y respeto. Además, practicar con niños mucho más pequeños les ayuda a anticipar las consecuencias en el futuro y te ofrece la práctica de regular tus conmuevas y transformarte en un especialista en métodos de crianza amables.

¿El tiempo también es efectivo para los niños mayores?

¡Absolutamente! Los tiempos para los niños mayores tienen exactamente los mismos objetivos que los tiempos para los niños pequeños: corrección del comportamiento y conexión sensible, pero tienen la posibilidad de diferir en algunos aspectos importantes. Los tiempos para los niños más pequeños se van a centrar mucho más en realizar en frente de las conmuevas apabullantes y en educar el bien y el mal, al tiempo que los tiempos para los pequeños mayores se van a centrar mucho más en ayudar al niño a comprender la motivación sensible de sus acciones y instruir mejores formas de conducir ocasiones similares más adelante. .

Los pequeños mayores tienen la posibilidad de conseguir de mal gusto la reiteración del mantra; pero si encuentra que los asistencia o los calma, puede mantenerlo en su tiempo en la rutina. Ya que los pequeños mayores son más capaces de verbalizar sus ideas mejor que los niños mucho más pequeños, un momento de charla con un niño mayor debe ser mucho más bilateral. Pregúntele a su hijo qué le molesta, por qué se comportó de esa manera y de qué forma podría haber manejado mejor la situación.

Los niños de siete años o mucho más normalmente saben cuándo se equivocaron, pero luchan con el control de los impulsos o hallan mejores maneras de accionar en situaciones que resultan en un mal accionar. Involucrar a su hijo transcurrido el tiempo en el diálogo no solo les afirma que su voz es escuchada, sino que asimismo les enseña cuestiones que pueden hacerse más adelante cuando estén peleando con emociones fuertes y pensando en tomar medidas. Contribuir a sus hijos a ayudarse a sí mismos es una parte importante del estudio y es mucho más efectivo para corregir el comportamiento que el castigo puro.

¿Los tiempos fallecidos en algún momento van bien?

El único instante en que un breve reposo puede ser útil es si usted, el padre o el cuidador, tiene dificultades para supervisar sus emociones y necesita unos momentos para calmarse antes de responder a la situación. Si este es la situacion, mueva a su hijo a un lugar seguro y tranquilo y asegúrele que regresará justo después de tener un instante para refrescarse. Halle un espacio relajado diferente para usted y grite sobre una almohada, respire profundamente o realice cualquier otra cosa que necesite llevar a cabo para despejarse y autorregularse. Luego regrese con su hijo y proceda como siempre.

Su bebé puede plañir a lo largo de su breve reposo. Pero siempre y cuando sostenga estos reposos por debajo de los 2 minutos y asegure a su hijo sus pretenciones de regresar tras calmarse, es menos posible que se sienta excluido que con un tiempo fuera estándar. De hecho, tomar estos breves reposos cuando sea preciso le enseñará a su hijo que está bien tener sentimientos fuertes, pero que es el trabajo de un individuo hacer frente a sus emociones antes de que se traduzcan en un comportamiento deplorable.

¿Qué relevancia tiene el tiempo para la educación Montessori?

Uno de los principales pilares del estudio Montessori es el “respeto por el niño”. El tiempo es consistente con este valor porque les deja a los pequeños expresar sus sentimientos a un adulto y recibir explicaciones de por qué razón su accionar fue inaceptable. Los tiempos fuera les enseñan a los pequeños que van a ser excluidos cuando se vuelvan ingobernables y tienen la posibilidad de dejar a los niños dejados y confundidos sin que sus cuidadores charlen sobre su comportamiento. El tiempo respeta las necesidades de apoyo sensible de un niño mientras que sostiene límites firmes sobre qué comportamiento se tolerará o no.

Otro principio importante de Montessori es la “autoeducación” o “el maestro como guía”. Esto significa que Montessori incentiva el aprendizaje sin dependencia, pero los maestros intervienen para asesorar a los estudiantes por el camino correcto. El tiempo también es consistente con este principio por el hecho de que se enfocan en corregir y estudiar (por qué un accionar es incorrecto, cómo mejorarlo, etcétera.) en vez de infligir un castigo mecánico a un niño. Los pequeños reaccionan a su entorno, y cuando se comportan de forma inadecuada, un maestro interviene para ayudarlos a entender el fallo y regresar a encarrilarlos.

¿No necesitan los pequeños castigos para corregir el mal accionar?

Este es un fallo común. Como es natural, los pequeños precisan corrección y han de ser sujetos a estándares consistentes de accionar. Pero el castigo básico puede llevar a que los pequeños resentidos sigan comportándose mal de forma astuta pues no comprenden por qué razón su comportamiento es incorrecto o cómo supervisar sus emociones para accionar de manera diferente.

Como progenitores y educadores, nuestra herramienta más poderosa para ayudar a nuestros hijos a convertirse en adultos capaces y benevolentes es la educación. Intente ver el mal accionar de su hijo como una ocasión de aprendizaje y enséñele sobre sus emociones y cómo manejarlas. Si empieza a pasar tiempo con su hijo, posiblemente se sorprenda de su sabiduría sensible, la optimización general en el accionar y su deseo de conectarse con usted a lo largo de los instantes bien difíciles.


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Fuente: montessorifortoday.com

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